27 octubre, 2021 annafolch

 

Un estado de alerta es caro de crear, energéticamente hablando;
Oxígeno, Vitaminas del grupo B, Vitamina E, coenzima Q10, taurina, melatonina, creatina, selenio, hierro, azufre…

Como se priorizan unas acciones, se posponen otras; se prioriza el latido del corazón, así late más rápido y la sangre llega más rápidamente a los músculos; nos movemos, reaccionamos.
Mientras tanto, como el cerebro no sabe si va a sobrevivir, le da igual si tus defensas están actuando contra algo o si estás haciendo la digestión del plato de guisantes: frena las dos acciones.

Es fácil de entender, al fin y al cabo, los nutrientes que sacaremos de la digestión  los utilizaremos si aún estamos viv@s. Y el combate del sistema inmune no es relevante si en estos momentos prevalece la supervivencia.

Y es que, el cerebro no sabe distinguir el grado de alerta que lleva la situación.
Si se manda alertar, lo hace con los mecanismos que tiene. Los mismos cuando vemos que nos vamos a caer, el autobús partir o un león en frente nuestro.

La estimulación nerviosa y hormonal: la misma.

Esto ocurre en un primer momento. Una vez pasado “el peligro”. Después vuelve la normalidad… o no?

¿Tiene truco?
Sí, esto tiene truco.
Este estado puede venir por vivir situaciones estresantes o IMAGINARLAS.Cada vez que te quedas bloqueado pensando en algo preocupante que ya pasó o una preocupación por algo que puede ocurrir, estimulas el estado físico de alerta. Tal y como lo lees. No es necesario vivirlo, solo pensarlo.Modificarás tu respiración, ritmo cardíaco, transmisión nerviosa, digestión, contracción muscular… Todo tu cuerpo se pondrá en modo alerta.

Así que no nos damos cuenta, y vamos enlazando demasiados momentos de alerta a lo largo del día. Finalmente, después de cronificar, tu cerebro interpreta que este es el nuevo estado y pone todo su empeño en satisfacerte y adaptarse: adapta el metabolismo a este nuevo estado: aumenta la tensión arterial, la contracción muscular, la resistencia a la insulina…

Demasiada activación del sistema nervioso simpático y poca activación del nervio vago (sistema parasimpático). Estos nervios conectan con tu sistema digestivo, creando un diálogo con tus “bichos” intestinales y a la vez: con tus defensas:
El 80% del sistema de defensas corporales (sistema inmune) yace en tus intestinos.

Tu estado digestivo influye en tu estado de alerta,
Si tu estado digestivo está gritando, tu estado de alerta gritará.
Tenemos pruebas objetivas para saber cuánto le estás gritando a tu cuerpo.
Psico neuro inmunología: detección, interpretación y tratamiento:Detección con pruebas objetivas:
Tratamiento:
  • Según resultados si hay pruebas específicas
  • Suplementos
  • Alimentación dirigida
  • Masajes: activan el sistema nervioso parasimpático (nervio Vago), rebajando el nivel de alerta immediatamente.
  • Reflexología:  rebaja el nivel de alerta immediatamente
  • Técnicas manuales: acupuntura, osteopatía, quiropráctica…
  • Contacto con la naturaleza (por ejemplo, los baños de bosque rebajan en un 12% el nivel de hormona del estrés- cortisol)
  • Cantos/sonidos repetitivos  (estimulación por vibración del nervio vago)
  • Reír (aumenta sustancias relajantes)
  • Deporte/ejercicio (aumenta sustancias relajantes)
  • Sentirse parte de una comunidad (no sentirse aislado)
  • Meditación
  • Ayunos nocturnos de 12 horas mínimo
Y aquí deseo hacer un aporte especial y diferente:
Hemos dicho que el estrés-estado de alerta puede ser para adaptarse a una situación externa o imaginada. Y existe una tercera forma:

Cualquier inflamación en el cuerpo
lo incita al modo de alerta

Por superfície, los 400 metros cuadrados que tiene el sistema digestivo cuando se despliega, lo ponen bajo el punto de mira cuando queremos abordar el estrés de forma integrativa.

Las infecciones:
  • Virales por reactivación (Varicela Zoster, Epstein Bärr, Citomegalovirus, Coronavirus, Sinsiciticial, Herpes…)
  • Bacterias proteolíticas (fusobacterias, Escherichia Coli, Helicobacter Pylori…)
  • Levaduras-hongos (Cándidas, Aspergillus…)
  • Parásitos (helmintos y protozoos)

Las disbiosis (desequilibrios de microorgansimos de la capa mucosa intestinal)

Los déficits nutricionales 

Todos van a crear focos de origen inflamatorios.
Esta inflamación se comunica a TODO el cuerpo.
¿Sabias que una infección parasitaria provoca sonambulismo?

¿Sabías que una infección bacteriana por Escherichia Coli estimula la activación de la amígdala cerebral, provocando un aumento del sentimiento del miedo? La persona puede sentirse abrumada al tomar decisiones porque, le predomina el miedo y no sabe qué escoger.

En estos últimos 5 años me he especializado en abordar al ser humano de forma integrativa focalizándome en la parte física. A través de tests objetivos valoro el estado de la persona y propongo un abordaje integrativo para (re)volver al equilibrio.

Por mucho que te mires al espejo y te repitas: “hoy será un gran día”, si está inflamad@, no lo será.
Y tampoco será culpa tuya.
Basta ya de intentar ser positivos sin tener en cuenta el estado físico.
Si quieres hacer un pastel, necesitas los ingredientes.
Si quieres sentirte bien, necesitas poder disponer de las sustancias físicas para estarlo (serotonina, dopamina, cortisol, adrenalina, noradrenalina, endorfinas…)
caCatalà